martes, 12 de febrero de 2013

Rapsodious (Prólogo)

Si vuelvo la vista atrás el horror cala en mis huesos.

Decido acelerar la carrera sin pararme a mirar dónde vamos. Entro en una habitación, luego en otra. La luz cada vez es más débil, y me tropiezo con varios muebles repartidos estratégicamente por las salas. Pero no puedo permitirme descansar para recuperarme. Al final llego a un habitación totalmente a oscuras, lo que hace que me pare en seco. Me guío a tientas lo más rápido que puedo por el cuarto, y me choco contra una pared. Acaricio la superficie, y noto lo que parece ser una puerta: Busco el pomo y la abro. Jake entra conmigo.
Por la humedad del ambiente no parece una habitación muy grande,y además poco ventilada, se nota solo con respirar su aire. Pero claro, sin luz, es difícil adivinar su tamaño exacto. Le ordeno a Jake que se quede junto a la puerta, mientras busco la manera de continuar, o por lo menos, resguardamos.
No tardo mucho en darme de bruces, otra vez, contra otro objeto. Al tacto es liso, y con relieves. Dos pequeñas bolas parecen sobresalir del centro del objeto. Tardo unos instantes en acertar que es un armario. Parece lo bastante grande para los dos así que le ordeno a Jake que se meta dentro. Luego, entro yo. Sea por la oscuridad, o por el miedo que le provoca la situación, Jake se acurruca a mi lado, y deja caer su cabeza en mi hombro. Noto el hombro húmedo, y se que Jake está llorando en silencio.

- Tranquilo campeón, ahora estamos a salvo.- Suena un tanto falso, pero creo que Jake se tranquilizará.

-¿Estás seguro Jordan?-Pregunta entre sollozos- El sigue aquí dentro, aún no se ha ido. Quiere cazarnos.

 -Si quiere cazarnos primero tendrá que encontrarnos, ¿No crees?- Aunque no lo vea estas palabras reconfortan a Jake- Además, ya has visto que hemos tardado un rato en llegar hasta aquí, no tienes nada de que preocuparte- Concluyo esbozando una sonrisa que solo yo sé que existe.

 Debe de ser tarde ya, seguro que pasa de medianoche, pero no tengo forma de saberlo con exactitud sin un reloj. Me limito a observar la oscuridad, y a esperar a que pasen los minutos que parecen larguísimas horas. No recuerdo exactamente como llegamos hasta estos límites. Solo recuerdo la imagen de mi hermano y yo, corriendo por las frías y nocturnas calles de la ciudad, buscando un lugar donde refugiarnos. El motivo de nuestra huida, no consigo que aparezca en mi mente, se que está en alguna parte, pero por ahora no se manifiesta.

 Antes, de llegar aquí, pasamos por varias calles con otras casas abandonadas, pero en ninguna conseguimos hacer ceder la puerta de éstas, y nos resignamos a seguir corriendo desesperadamente. Varios tramos, llevé a cuestas a Jake, su problema respiratorio suele pasarle factura en momentos como esos. Momentos muy inoportunos. Mi fuerza física no es que podamos considerarla como una de mis cualidades. Destaco más por mi agilidad y rapidez. Pero cuando se trata de Jake, algo en mi cabeza hace que mi resistencia se multiplique por dos, quizás por tres.

 Para cuando quiero darme cuenta, mi hermano ya está en su mundo de sueños que lo alejan de la realidad. Puede que sea lo mejor para él; que tenga un instante de paz y tranquilidad, después de toda la tensión a la que ha sido sometido. Yo también me tomo un respiro ahora que Jake está a salvo en sus sueños. Me tomo la libertad de tomar aire, y respirar de una atmósfera menos viciada y más ligera. El aire es fresco, noto como un hilillo se cuela por el estrecho hueco que hay entre las dos puertas. ¡Aire!, ¡Aire!

El ambiente era muchísimo más pesado antes, tanto que costaba respirar. Pero ahora, sin dificultad alguna puedes tomar varias bocanadas. Esto quiere decir, que por alguna razón, alguna ventana de está habitación se ha abierto. La idea de que esté abierta no me hace mucha gracia. Puede que un golpe de viento la haya desbloqueado, pero todo indica a que alguien la ha abierto desde fuera. O desde dentro.

Un escalofrío me recorre todo el cuerpo cuando pienso, aunque sea un instante, en esa idea. Al fin y al cabo puede que Jake tuviese razón, que aquello que nos perseguía este aquí dentro, dándonos caza de nuevo. Pese a que el aire es más ligero, el oxigeno parece no llegar a mi cerebro, que le cuesta pensar con dificultad. Mil ideas cruzan mi mente a velocidad supersónica, pero ninguna parece ser la más adecuada para la situación. ¿Qué debo hacer? ¿Huimos? ¿Nos escondemos y esperamos a que se marche? No tengo nada claro y el tiempo se nos agota.Tampoco puedo huir yo solo, no puedo dejar a mi hermano aquí, a merced de los elementos. No me lo perdonaría en la vida.

Me levanto despacio intentando no despertarle, y apoyo a conciencia su cabeza en el suelo. Ni se inmuta. Sigue dormido profúndamente. Abro la puerta del armario y salgo. Me cercioro de que la puerta este bien cerrada, o por lo menos que no se abra con un simple tirón. No estoy muy convencido de la decisión que he tomado: buscar una salida y volver a por Jake. Algo en mi interior me dice, que mi plan tiene ciertas lagunas, pero no tengo el suficiente tiempo para pensar en otro.

Avanzados varios pasos, me paro, e intento adivinar la ubicación de la ventana. Tomo como referencia la pequeña brisa que sale de ella. A mi derecha. Avanzo un poco, y mi vista parece ir adaptándose a la escasez de luz, ya que puedo distinguir varios bultos y formas en la habitación. Cuando consigo llegar, la ventana está entreabierta, pero atascada. No cede para ninguno de los dos sentidos. Parece hecho a propósito, una broma pesada de alguien que disfruta viéndome sufrir. Me resigno a volver al armario, pero en vez de entrar, me dejo caer en las puertas, y apoyo mi espalda contra ellas. Me siento frustrado, pero aún no me he dado por vencido.

Decido levantarme y sacar a Jake de aquí lo más rápido posible, saldremos por donde hemos venido y seguiremos corriendo por las calles, como dos gacelas que escapan de la leona. Nos volveremos a esconder, pero esta vez no nos encontraran. Me encuentro de pie, cuando noto que la disposición de la habitación parece haber cambiado ligeramente. Sigo viendo las formas anteriores, pero a éstas se les han unido otras más irregulares. Inclino la cabeza y abro bien los ojos. No me lo he imaginado.
Una de ellas avanza lentamente hacia mi.

A esto se refería Jake, él es el que nos estaba dando caza. El miedo invade fácilmente mi cuerpo, lo que hace que se paralice. No puedo moverme, tengo las extremidades entumecidas, agarrotadas; en cambio él avanza sin pausa. Es más alto que yo, mucho más alto que yo. Unos brazos largos y delgados, que acaban en unas perfectas garras diseñadas para matar. En cambio su cuerpo, es bastante más grande de lo normal, puedo distinguir varios bultos, que se mueven vagamente, por su cuello y sus hombros. Estoy entrando en pánico.

Solo se me ocurre, sentarme otra vez y hacerme un ovillo, metiendo la cabeza entre las piernas, y reforzándola, abranzándome con los brazos.Poco a poco, noto su respiración larga y entrecortada más cerca de mí. Parece que este es el final de Jordan Climmer, que murió tontamente, por un ataque de pánico.

Me aferro fuertemente al bajo del armario como si fuera a salvarme la vida y espero. Pero el sonido de la madera quebrada me saca del pavor que siento. La barra a la que estaba sujetado, se ha roto, y por los pinchazo agudos que siento en una de mis manos, se que he conseguido llevarme con ella unos cuantos clavos. Parece que al fin y al cabo no todo está perdido. Una dosis de coraje parece activar de nuevo mi cerebro y me preparo para abatir a esa cosa.

Levanto la cabeza, y la figura ha cambiado de forma. Si antes parecía siniestro, ahora, con su cuello ondulando sin cesar varios metros más largo, es diabólico. Preparo mi arma improvisada, y adopto una postura ofensiva para que se percate de mi intención de atacarle. Se ha dado cuenta. Me lo demuestra con un terrible bramido y un brusco movimiento de su cuello.
Antes de que consiga reaccionar, su cabeza ha impactado violentamente en el armario, rompiendo una de sus puertas; su cuello vuelve a retorcerse con más énfasis.

-Jake.-Susurro.
Los clavos, desgarran su cuello, y unas gotas de sangre salpican mi cara. Su grito de dolor inunda la sala, y rompe lo que queda del armario para posar su cabeza a varios centímetros de la mía.
Náuseas. es lo primero que siento al oler su aliento. la mezcla de suciedad y carne impregnada en su boca, hace que desprenda un hedor insoportable. Vuelvo a levantar mi arma y desgarro de nuevo su cuello. Parece que he dado justo en el punto vital. La yugular.
A partir de este punto solo puedo oír sus gritos, ya que se retuerce con movimientos imposibles, que el ojo humano no puede describirlos. Instantes después cae desangrado. Me posiciono delante de el y le doy varias patadas para confirmar su muerte. luego me dirijo lentamente hacía el armario, y acerco mi cabeza al cuerpo de Jake. No respira. Ha muerto.

Ni una lágrima, ni un grito, nada. Me tumbo en el suelo, e intento dormir, deseando que todo esto sea una pesadilla. Mañana despertaré, y seré yo el que de caza al ser que ha arrebatado la vida a mi hermano. Lo prometo.


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